
La extracción del CBD con CO2
A menudo a este método también se le conoce como “extracción supercrítica” o “extracción subcrítica” y a día de hoy se le considera la manera más segura de obtener CBD. Además de ser una de las formas más puras y cuyo proceso está más controlado.
De hecho, a diferencia de la extracción con aceite, para llevar a cabo la extracción del CBD con CO2 será necesario contar con una maquinaria adecuada. Así como con unos conocimientos técnicos determinados. Por lo que también es uno de los métodos más caros y complicados.
En este caso, los cannabinoides se obtienen tras un proceso en el que se le aplican diferentes temperaturas y presiones a la planta, que se medirán y ajustarán en función de las características finales que queramos obtener en nuestro aceite.
De esta manera, y por medio de un extractor de BHO de circuito cerrado (una máquina especializada dividida en tres cámaras), usaremos el CO2 como gas solvente. Este pasará de la primera a la segunda cámara, donde obtendremos la forma supercrítica de este gas que será la encargada de extraer los cannabinoides de la planta.
Finalmente, tanto el C02 supercrítico como los cannabinoides pasarán a la tercera cámara donde se volverán a separar ambos compuestos, quedando el gas en lo alto y el aceite en el fondo. Y será precisamente ese aceite el que usaremos para nuestros productos con CBD.
La extracción del CBD con disolventes
El tercer método más habitual de extraer el CBD también es uno de los menos recomendados. Al tratarse de una extracción por medio de disolventes químicos (principalmente el etanol, el butano o el alcohol), es relativamente fácil que el producto final tenga residuos tóxicos. Por lo tanto, estos extractos de CBD no serán aptos para su uso terapéutico.
Además, a pesar de ser una forma que podríamos considerar barata (especialmente si la comparamos con la anterior) y fácil de realizar, es la que mayores riesgos conlleva. No debemos olvidar que los disolventes químicos que se emplean en este tipo de extracciones son altamente inflamables. Por lo tanto, la posibilidad de que se produzca un accidente durante su realización es muy alta.
Por otro lado, estos disolventes químicos destruyen las ceras de la planta, que tienen propiedades beneficiosas para la salud. Y, al contrario de otros métodos, también extrae la clorofila junto con los cannabinoides, lo que puede aportar un sabor amargo al aceite final.
En cuanto al método en sí es simple: al mezclarse el disolvente con la planta, los cannabinoides de esta pasan al líquido que hayamos empleado. Después, este líquido se calentará hasta que se evapore y nos quede un aceite concentrado.
Una consideración adicional
Finalmente, tras haber visto los tres métodos más habituales de extracción, solo nos queda mencionar una cuestión que también influirán en este proceso. Y que está relacionada con qué partes de la planta usar para extraer el CBD.
En ese sentido, no hay una opinión generalizada. Mientras que algunas personas abogan por emplear todas las partes de la planta para su extracción, otros prefieren utilizar solo las cepas. Aunque los aceites de CBD que se emplean de forma terapéutica a menudo recurren a la extracción de los cannabinoides de toda la planta.
De esta manera, se cree que se obtienen mayores beneficios al conseguir un espectro más amplio de los compuestos activos.
Cómo se purifica el CBD
Una vez conocemos los diferentes métodos de extracción, es necesario hablar brevemente de la purificación del CBD. Sobre todo si tenemos en cuenta que no todos los extractos tendrán la misma pureza.
De hecho, más que dos procesos independientes, la extracción y la purificación del CBD van de la mano y estarán estrechamente relacionadas.
Tal y como ya hemos comentado, los extractos de CBD obtenidos por medio de la extracción supercrítica con CO2 son los que proporcionan un producto más puro, con un sabor y un aroma neutros. Además de ser los que tienen mayores propiedades terapéuticas.
Incluso a pesar de que haya que aplicar calor para obtenerlos, lo que podría hacernos pensar que se deterioraran algunos de sus compuestos.
Por otro lado, cuando se trata de pureza, los extractos de CBD con aceite también nos aportan un producto de gran calidad. En este caso, el único inconveniente sería la menor concentración de CBD. Sin embargo, el uso de aceites vegetales de gran valor nutricional como puede ser el de oliva, le aporta un plus a este tipo de productos.
En cuanto a los extractos obtenidos a base de disolventes, la pureza de los mismos queda en entre dicho. Especialmente al no poder garantizar que el producto final sea libre de tóxicos.
Por último, y relacionado con la pureza, todos los métodos de extracción de CBD comparten un elemento común: la (casi) nula presencia de THC. De hecho, es habitual ver en los suplementos, alimentos y cremas de CBD esta indicación. Por tanto, podemos tener la seguridad de que no estaremos adquiriendo un producto psicotrópico, sino uno terapéutico.
Usos del CBD purificado
Finalmente, los usos que le podemos dar al aceite de CBD son múltiples y, como decíamos al principio del artículo, van en aumento. Desde suplementos de todo tipo (pastillas, tinturas, grajeas, etc.) hasta comestibles y cosméticos.
Incluso productos a base de CBD especiales para animales, que también se podrán beneficiar de los usos terapéuticos del cannabidiol.
Por ello, debemos tener claro que no todos los productos son iguales. Y que su eficacia, pureza, precio y calidad dependerán de muchos factores; entre ellos, la forma de extraer el CBD como ya hemos explicado. Así como el resto de ingredientes que incluyan en su composición y la forma de consumirlos, que también influirán a la hora de elegir cualquiera de estos productos.